23 abril 2018

Objetivos de desarrollo sostenible, a tener presentes tras el dĂ­a de la Tierra

Objetivos de desarrollo sostenible
Objetivos de desarrollo sostenible

Ayer, 22 de abril, fue el dĂ­a Internacional del planeta Tierra, lugar en el que desarrollamos nuestras vidas conscientes como seres humanos, en convivencia con muchas otras especies, mĂ¡s o menos lejos de nuestro hĂ¡bitat habitual. La mayorĂ­a de lectores de este artĂ­culo no tendrĂ¡n mĂ¡s de 120 años. Vivimos en un momento de paradigma, en la era o Ă©poca geolĂ³gica del antropoceno, en que ya no son fenĂ³menos geofĂ­sicos, geoquĂ­micos, astronĂ³micos y atmosfĂ©ricos (derivados de los anteriores) los que marcan la evoluciĂ³n de la vida y recursos en el planeta, que surgiĂ³ unos 1000 millones de años despuĂ©s de su creaciĂ³n estimada (hace 4550 millones de años), si no la actividad de los que muchos consideran su mayor plaga y otros tantos su mayor esperanza: la humanidad.

Mantener la actividad vital de los mĂ¡s de 7500 millones de humanos que habitamos el planeta, alimentarnos, vestirnos y gestionar los productos de desecho de los que consumimos, tanto biolĂ³gicamente propios como del uso de materiales procesados en nuestra actividad, mĂ¡s o menos civilizada, es lo que mĂ¡s impacta en nuestro medio ambiente en todas las escalas. Desde la comunidad de tu vecindario a la regiĂ³n en las antĂ­podas de la misma. 

Algo en lo que coinciden gobiernos y ONGs es en los principales desafĂ­os para no destruir o agotar aquello de lo que vive la humanidad en el planeta, y cambiar las formas en que obtenemos y consumimos recursos como la alimentaciĂ³n, energĂ­a, cobijo, agua, salud y abrigo, y como nos deshacemos o reutilizamos los productos de deshecho de nuestra actividad en los procesos industriales que abastecen a la poblaciĂ³n. La alimentaciĂ³n se provee desde la agricultura, la energĂ­a, desde fuentes  renovables o no renovables y fĂ³siles, el cobijo, desde la construcciĂ³n y los servicios para mantener hidrataciĂ³n, higiene y electricidad, y el abrigo, a travĂ©s del cobijo y la ropa. Son formas muy simples y abreviadas de resumir en muy pocos Ă¡mbitos nuestra forma de vida, al que hay que añadir gadgets y utensilios para nuestra comodidad y procesamiento domĂ©stico e industrial de alimentos, asĂ­ como para nuestro ocio. Todo lo que consumimos, a su vez, genera algĂºn que otro material de deshecho. 

Somos 7500 millones de humanos. La mayorĂ­a residimos en ciudades, mejor o peor planificadas, con mayor o menor emisiĂ³n de CO2 que favorezca mĂ¡s o menos el cambio climĂ¡tico, y una gestiĂ³n de residuos, agua y energĂ­a mĂ¡s o menos eficiente. En todo caso, llegados al punto en que la mayorĂ­a de organizaciones tanto gubernamentales como no gubernamentales del planeta reconocen que hay que buscar formas mĂ¡s sostenibles de actividad en todos los frentes, organizar un cambio en cuanto a uso de recursos y gestiĂ³n de desechos, es una gesta colosal que requiere de la organizaciĂ³n en grupos y comunidades a diferentes escalas con leyes, directivas e iniciativas con horizontes temporales reales y objetivos alcanzables. 

Por ello, la OrganizaciĂ³n de las Naciones Unidas, propuso en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a alcanzar en 2030. Con una serie de lĂ­neas de acciĂ³n y propuestas que, si la mayorĂ­a de las empresas asumen con gestos, acciones e iniciativas comunitarias por pequeñas que sean, ya estarĂ¡n haciendo frente al problema. Estos objetivos son un llamamiento a adoptar medidas que erradiquen las desigualdades, la pobreza, la garantĂ­a de paz y prosperidad y a la postre, la protecciĂ³n y preservaciĂ³n del planeta y sus ecosistemas terrestres y marinos, revirtiendo el impacto tan exagerado del ser humano en este planeta, que si bien seguirĂ¡ girando, lo harĂ¡ sin albergar en un futuro no muy lejano a nuestra especie. En nuestra mano estĂ¡ seguir cuidando de este hogar y fuente de vida que es el planeta tierra.