Cuidado del suelo: hacia una ecologización de la agricultura

María José Lis Cupeiro, directora de Marketing y desarrollo de negocios de Futureco Bioscience respondió a una entrevista realizada por Revista Agricultura dentro del artículo “Innovación verde para una mejora sostenible del suelo”. A continuación, todas las respuestas sobre la situación actual, beneficios y avances de la bioestimulación aplicada al cuidado del suelo y su microbioma.

¿Qué diferencia a los bioestimulantes de otros medios técnicos para la agricultura? ¿Y en cuanto a la conservación del suelo?

Un bioestimulante es un producto técnico esencial que actúa sobre condiciones concretas y específicas, diseñado para exigencias particulares de la planta. Su objetivo es impulsar el desarrollo de la planta, potenciar su crecimiento e incrementar la producción, logrando la calidad y el rendimiento optimo del cultivo. Los bioestimulantes se diferencian de otros medios técnicos por su mecanismo de acción: estimulan la eficiencia en el uso de los nutrientes, independientemente de la cantidad de estos presentes en el medio. Aumentan la disponibilidad, la translocación, el metabolismo y la distribución de los nutrientes, potenciando el sistema radicular o solubilizándolos, mejoran la capacidad de retención de agua y la producción de clorofila.

En cuanto a la conservación del suelo, existen dos niveles: por un lado, los bioestimulantes enfocados a mejorar el suelo de forma directa que contribuyen a regenerar las características físicas, químicas y biológicas. Por otro lado, los mismos actúan de una forma indirecta: mejoran no solo la biología de las plantas, sino que favorecen el desarrollo de un robusto sistema radicular que, en estrecha relación con el suelo, a su vez, también mejorará las condiciones fisicoquímicas y biológicas del mismo.

¿Qué beneficios representa para la agricultura potenciar la microbiota?

Los microorganismos son imprescindibles para mantener la fertilidad del suelo. De hecho, los que carecen de flora microbiana son suelos pobres y desequilibrados que precisan de un aporte constante y desmesurado de fertilizantes de síntesis. No obstante, la microbiota y el suelo, en general, han sido los grandes olvidados de la agricultura moderna intensiva. Esto ha generado importantes problemas medioambientales por el mal uso de los recursos, así como costes económicos innecesarios.

Potenciar la microbiota significa producir de una forma más sostenible y respetuosa que garantiza la continuidad de las explotaciones agrícolas, y, al mismo tiempo, con menor consumo de insumos y menos riesgos de sufrir plagas y enfermedades. Es por esto que el uso de productos que promuevan el mantenimiento o incluso la recuperación de la microbiota es ya una realidad.

¿El uso de bioestimulantes que regeneran el suelo supone cambios en la planificación y organización de la campaña agrícola?

No, se adaptan totalmente a las necesitades de las campañas agrícolas, son compatibles con otros productos (químicos o biológicos) y se suelen trabajar en conjunto con las prácticas habituales. Lo único a tener en cuenta sería que, al mejorar las características físicas, químicas y biológicas de la planta y explotar todo el potencial natural del suelo, además de optimizar el uso de los insumos, la planificación de la campaña podría necesitar adaptarse a un incremento de producción.

¿En qué cultivos está creciendo el mercado de bioestimulantes que regeneran el suelo?

En general, en todos. En el pasado los bioestimulantes que regeneran el suelo se usaban solamente en situaciones límite, de mucha exigencia a la planta o en suelos en los que realmente se necesitaba una “regeneración”. Sin embargo, podría decirse que los bioestimulantes hoy se han “democratizado” y ahora no se ven tanto como regeneradores, sino como herramientas para optimizar las explotaciones sin desarrollar desequilibrios. Se trata más de productos para mantener, compensar y potenciar las características de los suelos. Por ejemplo, muchos cultivadores utilizan habitualmente bioestimulantes para reducir el choque del trasplante en las frutas y hortalizas anuales. Esta ya es una práctica común para los cultivos trasplantados. Incluso, los bioestimulantes aplicados a los tratamientos de semillas son cada vez más habituales en los cultivos extensivos.

De hecho, la democratización de los bioestimulantes, en particular, los dirigidos a una mejora del suelo, ha hecho que estas herramientas lleguen también a cultivos en los que el valor añadido no es tan alto, como pueden ser los cereales y las leguminosas, y otros cultivos extensivos en los que pequeños cambios en el manejo del suelo con bioestimulantes han demostrado grandes cambios en calidad y rendimiento.

Cuidado del suelo: hacia una ecologización de la agricultura
Análisis y diagnóstico del suelo para su tratamiento biológico

¿Cree que los agricultores están convencidos de la utilidad de su uso? ¿Por qué?

El tamaño del mercado de los bioestimulantes ha sido valorado en 3.200 millones de dólares en 2021 y se prevé que crezca a una CAGR del 12,1% para alcanzar los 5.600 millones de dólares en 2026. Así que sí, los agricultores tienen cada vez más capacitación técnica, han recuperado su atención hacia el suelo ya que conocen su importancia como medio natural para el crecimiento de la planta y están más convencidos del beneficio que les aporta a nivel de rentabilidad en el corto plazo, así como de sostenibilidad de las explotaciones en el medio/largo plazo.

Los sistemas de producción agrícola y de alimentos en todo el mundo se enfrentan a desafíos sin precedentes por la creciente demanda de alimentos para una población cada vez mayor, el aumento del hambre y la malnutrición, los efectos adversos del cambio climático, la sobreexplotación de los recursos naturales, el detrimento de la biodiversidad y la pérdida y el desperdicio de alimentos. Hay una mayor demanda de alimentos producidos de forma sostenible, con una menor concentración de productos químicos sintéticos y una mayor concentración de productos biológicos. De ahí que los bioestimulantes ayuden a resolver este problema de forma sostenible, ya que proporcionan protección contra el estrés y estimulan así el crecimiento de la planta.

El resultado es una producción más respetuosa con el medio ambiente, lo que encaja con los objetivo del pacto verde europeo ¿supone ese pacto una oportunidad para los bioestimulantes?

El apoyo político y gubernamental a las tecnologías agrícolas más sostenibles está sin duda impulsando el mercado de los bioestimulantes: la estrategia «Farm to fork», que ha establecido objetivos como la reducción del uso de fertilizantes en al menos un 20% para 2030, es el núcleo del «Green Deal» de la Unión Europea y es un claro ejemplo de que el apoyo a los bioestimulantes está destinado a ganar terreno y seguirá empujando el sector.

¿Estamos ante una “revolución” en la agricultura?

Sin duda vamos hacia una “ECOLOGIZACION” de la agricultura. De un lado, todas las partes interesadas están moviéndose hacia un nuevo enfoque más holístico de la agricultura. No solo se tiene en cuenta el resultado inmediato, sino otros aspectos que incluyen una mirada a largo plazo, como la preservación del suelo: una forma de garantizar la continuidad de la agricultura ante situaciones cambiantes globales como el cambio climático.

Por otro lado, las crecientes críticas a las prácticas agrícolas intensivas que provocan un deterioro de los recursos naturales y una disminución de la biodiversidad, han hecho que se impongan progresivamente más restricciones medioambientales a las actividades agrícolas mediante políticas agrarias que buscan reducir el uso de productos químicos y pesticidas, mejorar la calidad de la salud del suelo y desarrollar y promover el uso de prácticas orgánicas.

¿Cómo califica toda la innovación e investigación que hay en torno a la mejora del suelo agrícola? ¿Qué destaca?

Vital y esencial. El suelo es uno de los hábitats más diversos de la Tierra y uno de los mayores depósitos de carbono del planeta. Un suelo sano es crucial para la producción agrícola, el suministro de agua y un clima estable. Lamentablemente, estamos en una situación especialmente problemática y la producción agrícola, que depende de suelos sanos y fértiles, tendrá que cambiar radicalmente de aquí a 2050 si queremos seguir alimentando, recargando y vistiendo a la población mundial.

A nivel de innovación, me gustaría destacar las posibilidades que se han abierto gracias a poder estudiar el microbioma del suelo al integrar en las prácticas de manejo del suelo el componente biológico. Por fin es posible, gracias a la metagenómica del suelo y a los avances bioinformáticos, estudiar las comunidades microbianas con una resolución muy fina y evaluar sus funcionalidades a través de estrategias holísticas. Los enfoques basados en el microbioma del suelo tienen un inmenso potencial para ofrecer una estrategia sostenible de mejora de la salud del suelo y de las plantas, imitando su comunidad microbiana natural y ejerciendo una alteración mínima del equilibrio ecológico entre este y los microbios de las plantas.

¿La agricultura puede tener fecha de caducidad si no se conserva el suelo? (es decir, estamos ante un empeoramiento de la situación de los suelos agrícolas si no se actúa en su regeneración y conservación ¿la agricultura podría no tener futuro? ¿cómo habría que actuar?)

Sí, creo que la tendencia es clara: el cambio climático, la sobre explotación de los suelos y las malas prácticas culturales nos han llevado a la situación de degradación que sufren muchos de nuestros suelos. Diferentes informes indican que el 33% de los suelos de la tierra se encuentran en situación de moderada o alta degradación, lo que compromete seriamente a la producción de alimentos y, por lo tanto, favorece la volatilidad de sus precios. La erosión, el agotamiento, la pérdida de carbono orgánico y de estructura de nuestros suelos justifican la necesidad de trabajar en su conservación y en su regeneración.

Desde Futureco Bioscience, conscientes de la necesidad de revertir esta situación, hemos desarrollado herramientas que faciliten este trabajo a los agricultores. Genomaat aplica avanzadas tecnologías de diagnóstico, como el análisis metagenómico del suelo. En base a estos resultados, proporciona recomendaciones ad-hoc de soluciones microbianas para recuperar el equilibrio del suelo y conservarlo en una situación óptima desde el punto de vista productivo y medio ambiental. Esto resulta en un sistema productivo eficiente y sostenible, que contribuye a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y mejora su captación y retención, contribuyendo a la regulación del clima.

Cuidado del suelo: hacia una ecologización de la agricultura