Comprender el sistema radicular del arándano
El arándano (Vaccinium spp.) es un cultivo de alto valor comercial, pero con requerimientos agronómicos muy específicos. Las raíces del arándano son unos de los aspectos más delicados a gestionar: se trata de un sistema radicular superficial, poco ramificado y con raíces sin pelos absorbentes funcionales en comparación con otras especies frutales. Esta estructura particular lo hace altamente sensible a condiciones edáficas subóptimas, como la compactación del suelo, falta de oxígeno o escasez de materia orgánica.
Además, el arándano requiere suelos ácidos (pH 4.5 – 5.5), bien aireados y con una alta actividad microbiológica. Por eso, cualquier alteración en el equilibrio físico, químico o biológico del suelo puede tener un impacto inmediato en su rendimiento.
Desafíos en el desarrollo de las raíces del arándano
Entre los principales desafíos agronómicos que enfrenta este cultivo, destacan:
- Baja capacidad de absorción de agua y nutrientes, especialmente en condiciones de estrés abiótico.
- Sensibilidad extrema a la salinidad y a la falta de oxígeno en el suelo.
- Establecimiento lento de plantas jóvenes, especialmente después del trasplante.
- Pérdida de vigor en renovaciones o ante fatiga del suelo.
Para superar estas limitaciones, es fundamental favorecer desde el inicio un desarrollo radicular activo, profundo y funcional, que permita una mayor exploración del suelo y un aprovechamiento más eficiente de los recursos disponibles.
La rizosfera: un ecosistema que necesita equilibrio
La rizosfera —la zona inmediata alrededor de las raíces del arándano— es un microecosistema clave. En ella interactúan las raíces con microorganismos beneficiosos que ayudan a la planta a absorber nutrientes, activar defensas y tolerar situaciones de estrés.
Sin embargo, cuando las raíces y el suelo no están correctamente gestionados, o no hay una buena dinámica microbiana, el arándano puede verse afectado por:
- Proliferación de hongos patógenos
- Bloqueo de nutrientes por pH o sales
- Reducción en la formación de nuevas raíces
Es en este punto donde la bioestimulación radicular cobra un papel determinante.
¿Cómo mejorar el sistema radicular del arándano?
Una estrategia efectiva para potenciar el crecimiento de las raíces del arándano incluye:
- Acondicionar el suelo para mejorar su estructura y drenaje.
- Mantener una fertilización racional que respete la sensibilidad del cultivo.
- Incorporar bioestimulantes radiculares específicos, que actúen sobre la fisiología de la raíz y la salud de la rizosfera.
Aquí es donde entra en juego la innovación biotecnológica de productos como RadiSan Pro.
RadiSan Pro: raíces sanas, arándanos sin límites

RadiSan Pro es un bioestimulante enraizante de última generación, diseñado para fortalecer las raíces del arándano desde las primeras etapas del cultivo.
¿Cómo actúa RadiSan Pro?
- Estimula el desarrollo de raíces principales, secundarias y pelos absorbentes.
- Promueve el crecimiento de meristemas radiculares.
- Activa los mecanismos de Resistencia Sistémica Inducida.
- Mejora el equilibrio microbiano de la rizosfera mediante metabolitos de fermentación bacteriana.
- Favorece la síntesis de auxinas naturales y otros compuestos bioactivos que potencian la salud radicular.
Resultados visibles en arándano:
- Mayor absorción de agua y nutrientes
- Plantas más vigorosas y uniformes
- Mejor respuesta en trasplantes y renovaciones
- Incremento del calibre del fruto y uniformidad en la floración

Conclusión
El sistema radicular del arándano es el eje oculto de su rendimiento. Su cuidado no puede dejarse al azar, especialmente en un cultivo tan exigente. El uso de herramientas como RadiSan Pro permite a los productores mejorar la salud del suelo y potenciar las raíces desde el primer día, sentando las bases para una cosecha abundante, uniforme y de alta calidad.
Raíces sanas, arándanos sin límites. Con RadiSan Pro, el rendimiento comienza bajo tierra.
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